jueves, 16 de diciembre de 2010

Reflexión en cincuenta pasos

Image and video hosting by TinyPic




Cincuenta veces antes de hacerlo. Si, simplemente deja que pase la oportunidad!!! Descubre que lo quieres y sé consciente de que deseas darle un último respiro. Ahora respira profundo, recuerda las palabras; toma aquella hojita con ambas manos y destrózala, y por último envíale otro de tus besos mortales por correo y así se enterará de la situación. No pecas por sutileza, tampoco por agresividad. Lo haces porque ya no tienes remedio. El tiempo corre, amor, te quedan cuarenta. ¿Qué harás con ellos? Tomaré diez al ver tu desconcierto y el miedo que te consume se quedó con cinco, los cuales multiplicó por dos porque tu fantasma creció considerablemente. ¿Y veinte a qué van? La mitad de ellos a recorrer esa vida que tan mal aprovechaste, por todo lo que no hiciste y que ves, ahora, que ten claramente pudiste haber logrado. Diez finales y eres una basura, y cinco, cuatro, tres por los capítulos de tu tiempo; dos por las veces que trataste de hacerlo… uno, por el amor que siempre quisiste tener, y despacio, desciendes lentamente, tu cabeza choca con la pared y cero… porque no te llevaste nada, pero yo sí te llevé a ti.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Especialmente para ti.

En este momento quisiera darle una cachetada. ¡Sí! Excelente idea, aunque creo que me levantaré de aquí y me lanzaré sobre él para darle una golpiza, pero, ¿para qué dejarlo peor de lo que está? Tal vez al mirarse al espejo él dice no estar mal, y pasa incluso más tiempo que su hermana peinándose y haciendo compras. ¡Oh, por Dios! ¿Y a eso se le llama “masculinidad”? ¡Con razón que los hombres descienden más y más en mi estima! Ah… pero aún sigue hablando, tratando de decir cosas para impresionarme, jajaja, pobre pendejo.

Dejaré que hable un poco más y si dice algo que me haga enojar simplemente no lo toleraré y romperé esta botella en su cabeza, y luego haré unos hermosos dibujitos en su cara con los vidrios que queden… así se vería divino! Con su carita ensangrentada, y perplejo, mirándome con unos ojos grandes que estarían a punto de dilatarse (pues no tengo tanta fuerza como para hacer que se desmaye con el golpe), y divirtiéndome en buen grado porque, por fortuna, no hay vigilantes en el lugar y los meseros están de tertulia en la cocina. Si, muy buena oportunidad, pero dejaré que hable un poco más para reírme de sus llamados argumentos, y luego le daré los míos en el momento en que logre coser su boca con un hilo bañando en su propia sangre, después de todo, eso me parece mucho más excitante que la propuesta que acaba de hacerme con tan poca creatividad. Me pregunto, ¿no tendrá ni un poco de miedo ante la idea de estar conmigo? Yo no he aceptado la propuesta, es más, me daría asco permitir que este idiota me penetrara de nuevo… pobrecillo, además de maricón es muy iluso, ¿qué clase de educación habrá tenido? Hmmm… bueno, creo que el televisor no resultó siendo un buen maestro. Desgraciado de él, que el consumismo lo tenga en su pútrida gloria.

Qué persona más ingenua, que chiquillo más engañado. ¿Cómo va a creerse el cuento de que estuve de vacaciones? ¿Será que fui a buscar un descanso en el polo norte? Es ridículo… estoy más pálida que antes y ahora me dice que mi bronceado se ve espectacular. Eso ya es demasiado para mí, no puedo resistirlo, así tenga que pasar otra temporada de vacaciones antes del tiempo previsto. No, no quiero que me vea más con esa mirada, ¡odio sus malditos ojos! Quisiera sacarlos de ahí inmediatamente y ponerlos en su sopa, y luego obligarlo a que los tragara… si! ¡Hace tiempo no me divertía tanto! No pensé que imaginar el dolor de otra persona fuera tan emocionante, ahora lamento verdaderamente haberme hecho daño a mí misma. Aunque no es momento para arrepentimientos, no puedo dañar mi felicidad de esa manera tan poco estimulante.

Aún hay otra cosa que detesto de él: su lengua. Aunque era buen besador, siempre pensé que su lengua estaba de más: se metía en lo que no le importaba. Tampoco me gustan sus manos, ni su nariz, ni… pero, ¿qué estoy diciendo? ¡Desperdiciaré toda la noche si sigo nombrando todo lo que detesto de él! Ok, lo resumiré: odio su cerebro. Eso es todo, tanto hablé para llegar a esa simple y colorida conclusión. No sería difícil romper su cabeza para substraerlo, pues sus pensamientos siempre fueron demasiado blandos. Unos cuantos golpes contra la pared para diversión mía y luego, con ayuda de un cuchillo será fácil destrozar ese cráneo. Por último, ¡tal vez pueda incluir un trozo de ese órgano y ponerlo dentro de mi hamburguesa! ¡Pero no la comeré, nunca! ¡No quiero morir de cáncer intestinal! Tal vez un idiota seguidor de las modas la encuentre atractiva y decida probarla…

Ya estoy cansada. Este muñeco ya me divirtió mucho por hoy, y creo que ahora los gusanos también quisieran divertirse un poco con él. No soy egoísta, dejaré que lo hagan, pues a mí no me queda tiempo ya…

Image and video hosting by TinyPic



Fragmento del artículo aparecido el 5 de octubre de 1993 en el Times de Los Angeles:

(…) se había presentado un horrible asesinato a manos de una joven de aproximadamente 22 años, a quien no se ha logrado identificar aún. Sólo en un hospital siquiátrico de las afueras de Oakland se dio razón de ella, pues había sido abandonada allí siete meses atrás, y fue dada de alta a principios del mes de septiembre por su supuesta mejoría. En la escena del crimen se encontró a la joven desmayada, junto al cadáver de un hombre de 26 años identificado como Arthur Lynn, en un estado bastante lamentable: su cuerpo ensangrentado de pies a cabeza, cubierto de incisiones con algunos caracteres imposibles de descifrar; un ojo fuera de su cuenca; el cráneo abierto y el cerebro desparramado junto a unas rebanadas de pan. Los demás detalles no serán revelados hasta que no se tenga certeza sobre la manera en que fueron los hechos fueron llevados a cabo…