viernes, 20 de diciembre de 2013

Se me atascó algo...

Creo que se me atascó algo. Así como cuando el agua no puede bajar por la cañería y empieza a rebosar porque está llena de basura y de enredos adentro. Así como cuando mi perro se traga algo muy grande y empieza a toser tratando de expulsarlo, para poder llenarse otra vez y no morir en el intento. Eso es lo que me pasó a mí, pero no sé cuándo, y tampoco de la misma manera. Es como si hubiera ingerido alguna especie de basura anónima que no me permite consumir nada más, y el asunto se hace más complejo porque no se trata de mi cuerpo, sino de mi alma. Trato de comer y no puedo, nada es agradable ya; es como si ya hubiera comido todo lo que me es permitido en mi vida y por eso ya no me cabe nada más. Trato de llorar y no tengo lágrimas; está el típico nudo que cualquier siente en la garganta antes de soltar el llanto pero, no encuentro tampoco el nudo, y cuando lo encuentre estoy segura de que no será nada fácil de desatar, porque cuando me hundo la mano en la boca no encuentro tampoco nada para extirpar, y la lengua no me la puedo arrancar porque es el único conducto que, por el momento, sería capaz de ayudar.

Debe ser tal vez una cortina invisible, lo suficientemente potente para impedir el paso de la luz, manteniéndome en un sueño profundo y tortuoso y que, cuando por fin logre descubrir, será como una mañana en la que abra los ojos, encuentre mi cuerpo helado (lamentablemente con vida) y me dé cuenta de que me siento más cansada que ayer… más cansada y con menos ánimo para sonreír, ya que me veré al espejo y, ni siquiera lo encontraré porque no tengo luz suficiente para verlo, ni memoria suficiente para recordar cómo era mi rostro, ni poder en mi imaginación para construir el que quisiera ver.

¿Por qué no puedo comer? ¿Por qué no puedo llorar? ¿Por qué no puedo ya vivir? No lo juzguen, no busquen tampoco ustedes una respuesta. Las luchas se vuelven complejas cuando nunca se ha visto el rostro del enemigo, y es eso algo que ha caracterizado los sufrimientos más amargos de mi existencia. Tal vez a otros les pasé, o tal vez no. Sencillamente, constituye una injusticia tratar de vislumbrar el dolor de ora persona criticándole infructuosamente sin tener siquiera idea de los horrores o las maravillas que ha visto su alma. Siempre son mundos diferentes, siempre habrá historias diferentes, así como sentimientos y emociones que se revuelven al interior, formando siempre colores distintos, e incluso llegando a podrirse para quedar atascadas.

Esperando poder purificarlo… luchando por lograr eliminarlo… y por favor, recuerde reservar su opinión siempre que no sea lo suficientemente fuerte para dar al menos una palabra que sirva, y no para contribuir con otra que pueda atascarse.

Creo que ahora sí puedo llorar, al menos un poco…

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